No tenemos amantes por lo complicado que es llevar esa agenda. Si total, ya no llegamos a cuadrar los horarios de nuestros hijos con los del trabajo, la casa, el Canalla que tenemos y queremos seguir teniendo, el mercado, zapatero o pescadero. Que encima somos de ideas fijas y nos sigue tirando el barrio. Unir a un par de noches de asueto, liberación pactada con el ex o el actual que lo mismo es un fin de semana sí y otro no que una noche a la semana. El caso es salir de casa bien guapa ¡oh sí! Y con suerte terminar en la taberna que te gusta única y exclusivamente con las que quieres estar. Ni una más, por favor, a estas citas sorpresistas las justas.
Únele a todo eso echarte un amante. Que te va a chiflar, tonta. ¡Pues claro que te va a chiflar! A quién no le chifla un tipo nuevo en su vida cuyo único propósito es hacerte feliz, lucirte divina, tocarte el culo por la calle y convertirte en la reina de los mares. Ése que te escucha cuando hablas, le gusta tu criterio y que, si no coincide contigo, se busca mil triquiñuelas dialécticas antes de pegarte un bocinazo y cagarse en todo lo que parió. Un hombre que seguro además cuadra a la perfección físicamente con lo que te puede gustar ver a tu lado en la próxima fotografía que cuelgues en Facebook, que ya que es un amante eliges con gusto y precisión. Y si no, fijo que tiene algo que te vuelve loca, ya sea un coco privilegiado o una entrepierna cargada de imaginación. De esa que, sí confiesa, habías recreado en la ducha..
Hazle hueco en la agenda. Venga, valiente. Pero al menos reconoce que lo único que has encontrado es un hombre que es muy parecido a lo que tienes en casa antes de que te entraran ganas de tener un amante.
Si no de qué te echaste un amante; con el estrés de agenda que tienes...