miércoles, 15 de febrero de 2012

Cerebro sexy

Nunca tuve la suerte de poseer uno de esos cuerpos divinos que provocan que a tu paso se den la vuelta a mirarte. Siempre he tendido más hacia la flacidez de mis carnes bien repartidas en un metro setenta y cinco de estatura, que a las curvas fielmente esculpidas que se me presuponían al primer vistazo. Porque lo que no me ha dado la madre naturaleza, ya me he encargado yo de simularlo. Inconformista que es una. 

El caso es que por mucho que me hubiera empeñado (y mira que lo hubiera disfrutado), nunca jamás pude ser la tía buena que ligaba solo por su cara bonita... y de paso por el lomazo que tuviera. A mí se me quería más al ratito que al principio, que encima soy muy de llegadas aceleradas o estridentes. Caigo mejor en los postres que en el aperitivo; dame tiempo para que te ronde; déjame que te seduzca y haz todo lo posible por seducirme. Y oblígame a que me lo curre. 

Con 15 es una gran putada. A los 40 es el resultado de años luchando contra los estereotipos de "mujer perfecta". Y aquí tengo que ser la mejor. Ni la publicidad ni el cine me lo ponen fácil;  no olvidaré nunca que lo mejor que saqué de la película de Julio Medem "Habitación en Roma" es ver a sus dos protagonistas totalmente en pelotas todo el metraje. Que mira que están buenas Elena Anaya y Natasha Yarivenko, penita que ni los diálogos ni la relación me abrieron las carnes. Y llegó un momento que deseaba que acabara porque ni siquiera me calentó como algunas películas de porno bueno. 


Así que agradezco haber sido demasiado alta para mis 15, demasiado redondita para mis 20, absolutamente rotunda para mis 30 y perversamente vulgar para mis 40. He llegado a la conclusión de que lo mejor que me puede decir un tío en la cama después de follarme como si no hubiera un mañana no es lo mucho que le gustan mis tetas. Sobre todo porque pretendo seguir follando así cuando mis tetas ni siquiera merezcan mención. Asumo que nada me puede satisfacer más que, justo cuando dé el último resoplido, suelte fingiendo que está solo: "tienes un cerebro sexy". Fijo que si dice eso no me quedará otra que lamerlo de nuevo... Todo enterito. 

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