jueves, 1 de mayo de 2014

Contigo dentro, infiel.

"Valentina" de Guido Crepax


Desde que nos hemos sofisticado por esta maraña de información que nos inunda, la vida sexual de cualquiera es de lo más fascinante. Un simple vistazo al smartphone de turno y sabemos dónde están todos y cada uno de los que nos interesan. Perdemos poco tiempo en enterarnos de las apetencias, esperanzas y gustos de los que llaman nuestra atención, Twitter y Facebook nos exhiben a la perfección. Basta darte un par de veces de bruces con alguien mínimamente interesante para que memorices un avatar y con su próxima genialidad, en vez de conformarte con retuitear o marcarte un FAV, ¡zas! ya te sigo. 

Marcas los límites centrándote única y exclusivamente en los que llaman tu atención; hay que seducir a golpe de 140 caracteres. Toques cortos, al pie. Pases perfectos al de enfrente para que uno de los dos marque el tanto correspondiente y  lance el primer DM. Nuestro spanglish ha hecho posible que alguno llame a sus seguidores "followers" conjugando a la perfección el verbo "to follow" hasta crear expresiones tan explícitas como "déjame que te followee esta noche", que la lees en el Metro y das un respingo fijo. 

Si lo hace en público o por medio de un DM determina bastante las intenciones. Sé infiel y no tuitees con quién. 

Incluimos las redes sociales en la cacería y lo hacemos sin remordimiento. Somos capaces de hablar de todos y cada uno de nuestros pecados desde la platea de nuestros perfiles. Y es la fidelidad la que marca el límite de cada uno. Pocas cosas son tan personales en la vida sexual de un individuo que cómo se lleve consigo mismo para hacer frente a todas y cada una de las veces que se muera por poner los cuernos. 

No vaya a ser que apetecer, apetezca casi siempre. 

Quiero que me cuenten y de paso, a toda la platea, qué es la fidelidad y también la infidelidad. Cuál consideran virtud y cuál es pecado. No hay historia de amor que se precie que no tenga un buen par de cuernos. Y no siempre supusieron un drama. El mayor ejercicio de honestidad es reconocer si podemos seguir junto a la persona que amamos y con la que compartimos nuestra vida aunque abra la boca para lamer un sexo que no sea el nuestro. 

A ver quién es el que resiste a no mortificarse aunque sea un poquito. 

Kiko Amat es capaz además de ponerle música a todo esto con esta lista de diez canciones que son las favoritas de cuernos, pillada y rupturas. No sé con qué frecuencia leen Jot Down; yo siempre que puedo. Siempre termino enterándome de cosas de muchos de los que deambulan por mi TL gracias a lo que cuenta la revista de marras. ¿Hay algo más apetecible? 

Me muero de ganas por saber si son fieles o infieles, si son capaces de soportar las estocadas de otros. Si son de los que dejan claro en las primeras cenas qué posibilidades hay de enredar en cama ajena. Rubrico la etiqueta #ContigoDentroInfieles para ordenar en mi carpeta de trabajo y lanzo la propuesta. 

Con lo que me gusta a mí hablar de sexo y lo bien que se me da que me imaginen, ya hay algún interesado en saber si la chupo como lo escribo


4 comentarios:

  1. La infidelidad como los pecados son de palabra. Obra o pensamiento. Cuando es consumada? Eso es un misterio. Siempre me he preguntado que piensan las mujeres que cuando besan a la pareja te miran

    ResponderEliminar
  2. ¿Y cómo de fiel o infiel es el hombre que te confiesa su admiración y deseo, no por twitter público o DM, sino mediante un comentario en tu blog, ex-princesa?

    ResponderEliminar
  3. La magia es completa cuando no hay culpa. Y sí, esta frase dice exactamente lo que pienso: "El mayor ejercicio de honestidad es reconocer si podemos seguir junto a la persona que amamos y con la que compartimos nuestra vida aunque abra la boca para lamer un sexo que no sea el nuestro"

    Muack!

    ResponderEliminar